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Higiene del Oído

Es frecuente que en verano suframos taponamientos y otitis, ya que el ambiente cálido y húmedo favorecen su aparición. Por esta razón debemos prestar especial atención a la higiene del oído.

Lo primero que debemos tener en cuenta es el lugar donde tomamos nuestros baños veraniegos y hacerlo siempre en aguas acondicionadas, evitando en todo momento las aguas estancadas, contaminadas y/o sucias.

Si nos bañamos en el mar, debemos saber que tanto la arena, como las algas y los cuerpos extraños que pueda haber, facilitan la formación de cerumen y la creación de tapones que favorecerán el crecimiento bacteriano en nuestros oídos.

Sin embargo, si los baños son en la piscina, corremos el resiego de una inflamación del conducto auditivo si en el agua hay una concentración excesiva de cloro o un pH inadecuado.

Para prevenir tanto la otitis como los tapones, os dejamos cinco recomendaciones básicas.

 

  • Eliminar el agua de los oídos inmediatamente después del baño sacudiendo la cabeza de forma inclinada hacia ambos lados.
  • Utilizar tapones de baño puede impedir la aparición de tapones y otitis. Deberemos utilizar tapones que se adapten a nuestro conducto auditivo. Es posible hacer tapones a medida
  • No utilizar tapones de plástico.
  • No utilizar bastoncillos de algodón ya que nuestro propio oído tiene un movimiento natural que expulsa el cerumen.
  • Si es necesario, utilizar soluciones pulverizadas estériles de agua de mar. Éstas nos ayudarán a arrastrar el cerumen y los cuerpos extraños en el conducto auditivo externo.

 

Si no hemos conseguido evitar una otitis, deberemos prestar atención a los síntomas que tenemos.

En el caso de la otitis externa los síntomas son leves: notaremos dolor o picor, perderemos temporalmente la audición y habitualmente a partir del segundo día que tomemos analgésicos y antiinflamatorios notaremos una mejoría.

Cuando los síntomas sean más graves, como fiebre, supuración, sangrado, dolor persistente o una pérdida de audición brusca o continuada, estaremos hablando de una otitis media y será necesario que nos vea un médico.

Como en todas las dolencias, habrá personas que corran más riesgo de sufrir estas enfermedades y por ello deberán tener especial cuidado. En este caso, serán aquellas personas que tengan el conducto auditivo estrecho, las que tengan problemas frecuentes de otitis (más de un episodio al año) y aquellas que tengan alguna otra patología del oído.

lunares

Lunares: Consejos para controlarlos.

¿Has contado alguna vez los lunares que tienes por todo el cuerpo? Difícil, ¿verdad? Un estudio del King’s College London revela que si tenemos más de once lunares en el brazo derecho, tendremos más de cien repartidos por todo el cuerpo… Y a más cantidad de lunares, mayor riesgo de malignidad. Aún así, debemos recordar que la clave está en su aspecto; os dejamos unos consejitos para tenerlos controlados.

 

Como en la mayoría de los casos, debemos recalcar la importancia de la prevención y en el caso de los lunares nos centraremos en observarlos y palparlos.

 

Una vez al mes debemos colocarnos frente al espejo y examinar nuestra piel de arriba abajo, desde lo más evidente hasta los lugares que no vemos a simple vista.

 

Empezamos por la cabeza, mirando toda la cara, la boca, la nariz y las orejas, pero sin dejar de lado el cuero cabelludo, que podremos analizar separando el pelo con un peine o con un secador.

 

Seguimos por los brazos, desde las axilas hasta los dedos y los huecos que hay entre ellos; lo mismo con las piernas, sin olvidar los genitales, las ingles y en este caso también los espacios entre los dedos o las plantas de los pies.

 

Para terminar con la parte delantera del cuerpo analizaremos nuestro torso, no olvidemos mirar bien la zona entre las mamas y por debajo de ellas.

 

La parte trasera del cuerpo es más complicada y para ello nos giraremos  de espaldas y nos ayudaremos de un espejo de mano para mirar bien espalda, glúteos, piernas y talones.

 

Ahora qué sabemos cómo analizar el cuerpo, vayamos con los detalles en los que nos debemos fijar de nuestras manchas o lunares:

 

  • Ha cambiado de color o tiene varios colores
  • Mide más de 6mm
  • Es asimétrico o tiene bordes irregulares
  • Al tacto resulta áspero o escamoso
  • Pica
  • Sangra
  • La superficie es brillante
  • Parece una herida pero no termina de cicatrizar

 

Si alguno de tus lunares tiene cualquiera de estas características, te recomendamos que acudas cuanto antes a la consulta del dermatólogo; hoy en día hay pruebas diagnósticas que detectan tumores en estadios muy incipientes y el melanoma se cura siempre que se detecte a tiempo.

Botiquín de vacaciones

Botiquín de Verano

A la hora de preparar un botiquín para llevar en nuestras vacaciones debemos pensar en los riesgos más comunes que podemos correr; pequeñas heridas o quemaduras, picaduras, problemas digestivos, etc.

El farmacéutico nos aconsejará los productos más adecuados para nuestro botiquín en función de cada tipo de viaje (destinos exóticos, alta montaña, deportivo). En las siguientes líneas os daremos unas nociones básicas de cómo preparar nuestro botiquín

Después de nuestro último post, los primeros artículos que recomendamos meter en nuestro botiquín, son protectores solares, y a su vez, productos como el aceite de rosa mosqueta, el aloe vera o productos tipo after-sun, ya que nos ayudarán a rehidratar la piel y aliviar las zonas enrojecidas en caso de que nos hayamos quemado.

De la misma manera que lo hacemos en casa, el dolor y la fiebre los trataremos con paracetamol o ibuprofeno y si estos síntomas son consecuencia de un esguince o una distensión, aconsejamos la ingestión de analgésicos y tratar la zona afectada con pomadas antiinflamatorias.

Para las heridas necesitaremos productos sanitarios tales como gasas, apósitos, vendas, suturas adhesivas, un antiséptico como povidona yodada o clorhexidina, y unas tijeras.

En el caso de las picaduras, debemos tener dos tipos de productos dentro de nuestro botiquín:

 

*        Por un lado los repelentes de insectos para evitar las picaduras, entre los que podremos elegir los de origen vegetal (citroneta, citridiol o piretrinas) y los de origen químico. Todos ellos disponibles en distintos formatos, como emulsión, gel, toallitas y roll-on…

 

*        Pero si no hemos podido evitar ser atacados por los insectos, en el botiquín tendremos además un medicamento antipruriginoso que nos ayudará a aliviar el dolor y escozor. Para este fin recomendamos: dexclorfeniramina, tripelenamina, prometazina e hidrocortisona (corticoide de baja potencia), apis, ledum… No será necesario que tratemos con preparados antisépticos ni antibióticos, a no ser que se produzca una sobreinfección.

Si somos propensos a los mareos cinéticos, el tratamiento deberemos tomarlo entre 15 y 60 minutos antes del desplazamiento para evitar la aparición de síntomas y podremos elegir el tipo de medicamento en función del trayecto que vayamos a realizar. La Meclocina es recomendable para viajes largos, ya que su efecto es de larga acción y tiene la ventaja de no provocar somnolencia. En cambio, el Dimenhidrinato, es aconsejable en trayectos cortos y la somnolencia la podríamos atajar con estimulantes del sistema nervioso central como la cafeína. En homeopatía existen también excelentes remedios muy útiles para toda la familia (niños, embarazadas, ancianos…)

Por último, debemos prestar atención al sistema digestivo, ya que durante las vacaciones tendemos a cambiar nuestros hábitos alimenticios y nuestro cuerpo lo sufre, es habitual que suframos diarreas (incluso por el cambio de agua). Para el viajero, el principal problema sanitario asociado con el agua y los alimentos contaminados es la “diarrea del viajero”. Además de tener cuidado con el agua (evitar hielo, helados, lavarse los dientes con agua segura, hervir el agua para beber si se duda de su seguridad…), es fundamental disponer en el botiquín de medicamentos para combatir estas situaciones. Por esta razón en el botiquín no pueden faltar medicamentos antidiarreicos (soluciones de rehidratación oral), loperamida, carbón activo, racecadotrilo…, que ayudarán a evitar las deshidrataciones por vómitos o diarreas.

Si se sospecha que la diarrea es de origen infeccioso y va acompañada de vómitos, fiebre o dolor abdominal, es imprescindible consultar a un médico.

 

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